jueves, 12 de diciembre de 2019




La Cámara de Comercio


    A finales del siglo XIX, la llegada de la Segunda Revolución Industrial provocó la definitiva desaparición de los gremios en España, e hizo necesaria la aparición de una nueva entidad que hiciese posible la comunicación y colaboración entre el gobierno y los patronos en la creación de riqueza, comercio e industria; una entidad que representase los intereses generales de las empresas del país y que les permitiese actuar conjuntamente en pos de un bien común. Surge así la Cámara de Comercio, un organismo no gubernamental que abría un camino de cooperación entre las compañías con el objetivo de aumentar la productividad.




    Hoy, la Cámara de Comercio es una corporación de derecho público, es decir que son, por una lado, de base privada, al constituirse con el objetivo de representar y defender los intereses de un determinado colectivo, en este caso el de los empresarios, puesto que su finalidad es la representación, promoción y defensa de los intereses generales de las empresas de nuestro país; y al mismo tiempo de dimensión pública, ya que pueden ejercer ciertas funciones públicas de carácter administrativo por atribución expresa, en este caso, de la Administración, y además, se encuentran constituidas de acuerdo a una ley (la Ley de 22 de marzo de 1993, en concreto) que determina sus fines, su estructura y su funcionamiento.

    Anteriormente, la participación en la misma era de obligado cumplimiento para todos los negocios españoles, quienes tenían que pagar el Recurso Cameral Permanente, que se había convertido casi en un impuesto más para los empresarios. Debido a esto, algunos empresarios no interesados en sus servicios estaban descontentos, sin embargo la gota que colmó el baso fue la crisis del 2008: Algunos, directamente, no podían permitirse la participación en la Cámara. Por ello en 2011 la implicación en la Cámara de Comercio dejó de ser obligatoria, haciendo que perdiese un gran número de colaboradores y forzando a una organización que se había acomodado en el negocio seguro a afanarse por la puesta en marcha de proyectos verdaderamente ambiciosos y de interés para los empresarios -algo que, sin duda, benefició a todos-.

   En la actualidad, casi 327 mil empresas están siendo beneficiarias de los programas de la Cámara de Comercio. Cuenta con ochentaicinco Cámaras nacionales y cuarentaidós en el extranjero, ya que en febrero de 2012 comenzó, junto con la Secretaría de Comercio del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno, la creación de las Cámaras Oficiales de Comercio de España en el Extranjero (CAMAGES).

    Sus seis principales áreas de actuación son:
  •     Función consultiva: A partir de 2014 la Cámara de Comercio se convierte en un órgano consultivo de asesoramiento de la Administración Pública. Su principal proyecto en este campo, Dirección de Desarrollo Cooperativo, lleva a cabo una obra de reflexión, análisis, apoyo y elevación de las propuestas al Estado según el interés general de las empresas, la economía y la sociedad española.
  •     Actividad de fomento del emprendimiento: Por medio de programas como España Emprende, en 2018 la Cámara de Comercio ayudó a crear 13.000 nuevas empresas y asesoró a más de 50.000 emprendedores.
  •     Acción de arbitraje y mediación: Ofrece, a través de la Corte Española de Arbitraje, un sistema alternativo a los tribunales de justicia para la resolución de conflictos particulares entre compañías de cualquier sector o país.
  •     Fomento de la competitividad: Actualmente, se están centrando en el desarrollo tecnológico por medio de sus programas InnoCámaras y TicCámaras, que realizan diagnósticos y asesoramientos individualizados de los solicitantes, al tiempo que ofrecen ayudas económicas directas para la inversión en nuevas tecnologías.
  •    Área de empleo, formación y emprendimiento: Mediante la colaboración con empresas, llevan a cabo prácticas de trabajadores en empresas asociadas, formaciones profesionales duales y un plan de movilidad para encontrar trabajo a jóvenes en el extranjero.
  •    Sección de internacionalización: Su objetivo es llevar el comercio español fuera de sus fronteras. Apoyándose en las CAMAGES, ofrece información de la situación económica y las oportunidades de comercio de los diferentes países, proporciona servicios de integración en el mercado, facilita pactos de colaboración con empresas extranjeras y aporta ayudas económicas a las PYMEs que busquen expandirse por el globo.
    Se trata, en conclusión, de un recurso que podría ser clave para nuestro proyecto. Las ayudas para la creación de nuevas empresas, el asesoramiento, el apoyo tecnológico e incluso los proyectos de internacionalización de un organismo experimentado y dirigido por personas afines a nuestros intereses son sin duda buenos pilares sobre los que construir todo un plan de negocio -en vez de hacerle tanto caso al cuñado-. Además, nos abre vías a nuevas conexiones con otros empresarios e industrias que puedan ser complementarias a nuestra actividad, mejora sustancialmente la imagen empresarial y nos aporta una forma más de llegar a nuevos clientes.





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