sábado, 2 de noviembre de 2019



¿Cuál es el objetivo de la RSC de las empresas?

En mayo de 2019 se levantaba una de las grandes polémicas del año. La millonaria donación de Amancio Ortega a la Sanidad Pública no gustó a todo el mundo.


  ¿Altruismo o marketing? Ese es el debate que durante un par de semanas de mayo acaparó todos los medios de comunicación y redes sociales del país. La controversia, comenzó con la dura crítica de Isa Serra, candidata de Unidas Podemos en la comunidad de Madrid, a la donación de 320 millones de euros que la Fundación Amancio Ortega concedía a la Sanidad Pública; dinero, dirigido a la adquisición de trescientos equipos de última generación para la lucha contra el cáncer: Mamógrafos, TAC y resonancias magnéticas; de los cuáles algunos alcanzaban el valor de cinco millones de euros.  a la  Este Día de Todos los Santos y a dos semanas de las nuevas elecciones, Pablo Iglesias reafirmaba la posición de su partido sobre este asunto en El Hormiguero


    En este trabajo trataremos la responsabilidad social de las empresas, comenzando por un caso particular, la polémica ante la donación de la Fundación Amancio Ortega; y a continuación trataremos de desvelar la clave general de la RSC empresarial. Comenzamos:


La Fundación Amancio Ortega y 320 millones de euros

 

  Así es: 320 millones. Nada más y nada menos. ¡Un buen taco!

    Sin embargo, para el grupo parlamentario Podemos esto tenía gato encerrado. Acusaban al propietario de Inditex de haber eludido pagar 600 millones de euros en los últimos tres años mediante ingeniería fiscal, donando tan sólo la mitad de lo que había evitado tributar. Además, consideraban que es realmente el Estado quien debe decidir, por medio de sus profesionales, que fines son los que necesitan de ese dinero, en vez de dejarlo en mano de los "caprichos de los multimillonarios".


    Trataremos el tema en tres puntos:


    En primer lugar, ¿qué es la ingeniería fiscal? Se trata, de una actividad totalmente legal que consiste en estudiar al detalle la legislación tributaria para aprovechar sus ventajas, ambigüedades y lagunas que permitan ahorrarse el máximo coste en impuestos. Se trata de una práctica común en las empresas, y una de las principales funciones de los asesores fiscales. No existe, por tanto, ningún tipo de irregularidad, y lo cierto es que las cifras de Inditex son totalmente transparentes: En 2017 aportaron 980 millones de euros en impuestos. Se trata nada menos que del 2% de la recaudación tributaria de España, además, hemos de tener en cuenta el propio IRPF de Amancio Ortega, el hombre más rico de España y uno de los más ricos del mundo; junto con toda la actividad que generan sus más de 50.000 empleados en el país, actividad, por supuesto, gravada con impuestos. Y aunque es cierto que evite pagar ciertos pagos, de forma, reitero, completamente legal, no debemos olvidar que, aunque las empresas lleven a cabo acciones de RSC, su objetivo principal es siempre maximizar el beneficio para competir con el resto de empresas del sector. ¡De no ser así, no habría Inditex ni para donar ni para tributar!



    En segundo lugar. ¿Debe o no debe decidir Amancio Ortega a dónde va destinado el dinero de su donación?¿Es esa una función del Estado? La Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública declaró lo siguiente: "Si alguien quiere dar dinero al sistema público, debería hacérselo llegar a los responsables de administrarlo para que ellos lo gestionen en función de criterios de salud pública, pero no condicionándolo a una enfermedad concreta", añade, ya que "no puede ser que alguien ajeno al sistema decida cuánto y dónde se invierte". ¿Es esto cierto? Verdaderamente, no. La Ley 33/2003 de 3 de Noviembre de Patrimonio de las Administraciones Públicas establece en el punto 3 de su artículo 21:
La Administración General del Estado y los organismos públicos vinculados o dependientes de ella sólo podrán aceptar las herencias, legados o donaciones que lleven aparejados gastos o estén sometidos a alguna condición o modo onerosos si el valor del gravamen impuesto no excede del valor de lo que se adquiere, según tasación pericial. Si el gravamen excediese el valor del bien, la disposición sólo podrá aceptarse si concurren razones de interés público debidamente justificadas. Por tanto, al cumplir la donación de Amancio Ortega estos requisitos, sí que puede poner condiciones. A mayores, es importante saber que según el Artículo 647 del Código Civil la donación podrá ser revocada en caso de que el donatario haya dejado de cumplir las condiciones impuestas. En resumen: La decisión corresponde sólo y solamente al individuo o entidad donante.

    Finalmente parece que sólo queda una vía:La Sanidad Pública debería haber rechazado la donación al tratarse de un "antojo" de un adinerado. ¿Es realmente una simple chiquillada? Ni mucho menos. La Fundación Amancio Ortega comenzó este proyecto de donaciones en 2015, y se trata de un proceso organizado que durará hasta 2016. Junto a esta, otras actividades de responsabilidad social como su programa de Becas en Canadá y Estados Unidos o la puesta en marcha de siete residencias para ancianos públicas en Galicia este 13 de septiembre y la construcción de un centro de educación especial público en Vigo. ¡Parece que la tierra siempre tira! Y también, que el dinero donado no es algo aislado, sino que forma parte de un propósito planificado.

    En resumen, aunque Inditex evite pagar ciertos impuestos, su actividad se encuentra siempre dentro de la legalidad. Su donación fue completamente regular; tanto como la de un particular cualquiera, ¡aunque ojalá todas fuesen de 320 millones! Además, hemos comprobado que el compromiso social de Inditex no es algo puntual, y su impacto en España es de gran importancia.




La responsabilidad social corporativa: ¿Una estrategia competitiva más?

    Aún queda una bala en la recámara de los más descontentos: "El único objetivo es el marketing, no os dejéis engañar". Este es sin embargo un asunto que me gustaría tratar de forma general, independiente del caso de Amancio Ortega.

    Desde mi punto de vista, no debemos asumir a las empresas (en especial, a las grandes empresas) como un ente moral, con capacidad de autoconciencia y conciencia con su entorno. No debemos hacerlo porque son producto de grandes cantidades de gente con una gran heterogeneidad de ideas pero, siempre, en línea con un objetivo: Maximizar el beneficio. Un objetivo completamente legítimo. Se trata simplemente de su función dentro de la economía y la sociedad. Ahora bien, debemos definir quién tiene realmente la responsabilidad con el entorno y cómo debe ejercerla:

    El principio básico en el que se fundamenta la escuela austriaca es en el individualismo metodológico. Sostiene que todos los fenómenos sociales, tanto estructura como cambios, son en principio explicables por elementos individuales, es decir, por las propiedades de los individuos, como pueden ser sus metas, sus creencias y sus acciones. ¿Y en qué desembocan estos cambios? En cambios en el consumo. El consumo, función de las familias, es lo que indica a las empresas lo que deben hacer. El orden siempre se repite: Cambios socioculturales, cambios en el consumo y finalmente cambios en la actividad de las empresas. Somos, por tanto, las familias, el agente económico que tiene la responsabilidad sobre la forma de producir y actuar de las empresas, y debe ser tomando decisiones correctas en nuestro consumo en función de cómo nos gustaría que se comportasen las empresas. Hay que premiar a las empresas que lleven a cabo acciones de RSC consumiendo sus productos, como un incentivo a seguir en la misma línea, en vez de rechazar actuaciones como la de la Fundación Amancio Ortega. 

    Considero, por tanto, que no es necesario juzgar a las empresas en función de si su actuación es altruismo o simple marketing. Sus actuaciones son, por naturaleza, como en el caso de la ingeniería fiscal de Inditex, en busca del máximo beneficio. Lo importante es, simplemente, que nos beneficien a todos. Y cuando se deciden a actuar en favor de la sociedad el rechazo no es, desde luego, la mejor opción, y mucho menos juzgando su intención como un simple capricho de ricos. 

    Asumir la responsabilidad de cada uno como individuo dentro de una sociedad, en vez de legarla en manos de aquellos a quienes no corresponde es, hoy en día, necesario. 

   ((((Eso sí, está feo criticar tan duramente a Amancio Ortega y luego vestir lo último del Zara.))))

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